Este proyecto expositivo y online se construye a partir de la Colección Cohen-Wesselmann, un fake creado por Miguel Fructuoso para proponer al espectador un juego en el que desvelar una ficción que le acerque a las vanguardias históricas de forma diferente, no pudiendo reconocer las obras pero sí los movimientos artísticos a los que pertenecen. Para tal fin Pedro Medina ha elaborado su relato a través de una identidad siempre en exilio, que constituye una metáfora de las grandes cuestiones presentes en el siglo XX:
«La colección Cohen-Wesselmann es conocida en el mundo del arte como revisión de las principales vanguardias históricas, sin embargo, también debe ser entendida como el fruto de un itinerario personal arraigado en esa Intelligentsia hebrea que configuró gran parte de la cultura centroeuropea de la mitad del siglo XX a través de una revolución estética, filosófica y científica. Precisamente al concebir esta colección como una búsqueda ávida de los lenguajes que lograran hablar de una nueva experiencia, sin olvidar una sólida vinculación con la esencia y devenir de un pueblo como el hebreo, es cuando cobra verdadera relevancia esta muestra, llegando a convertirse en un signo de su tiempo y un desvelador ejercicio de reconstrucción histórica.
Para entender los porqués de esta historia, muchas podrían ser las raíces y las influencias, no menos las ciudades, pero hay una condición que marca las vidas del matrimonio Cohen y que resume el mismo escritor y coleccionista Daniel Cohen (Ámsterdam 1895 – Nueva York 1961) en su correspondencia con su buen amigo Gustav Siebert poco antes de morir: «…en la liturgia pascual se recita la frase “el año próximo a Jerusalem” […] lo que en la tradición hebrea nos remite a la errancia, pero de forma provisional. Sin embargo, el exilio es algo constitutivo de la identidad hebrea y podríamos concebirlo, sin temor a equivocarnos, como su identidad fundamental […] Celan y Kafka son la muestra de esta escritura errante […] y, sin duda, esa huella negativa tras la realidad y esa carencia de la luz que percibimos en Kafka sirve como paradigma de la Modernidad, pero hunde sus raíces en posiciones hebreas y en su profundo sentido de la ley y de la errancia […] El ser contemporáneo se caracteriza por estar eternamente en el exilio».
Esta confesión entra en absoluta correspondencia con lo descrito por otro sefardí como Elias Canetti cuando definió al pueblo hebreo en su famoso Masa y Poder: «Ningún pueblo es más difícil de comprender que los judíos. Están repartidos sobre la tierra habitada, su país de origen estaba perdido […] Llevan consigo lenguas y culturas de un país a otro y las conservan más tenazmente que la propiedad […] No son los únicos hombres que se encuentran repartidos por todo el mundo, pues los armenios están difundidos con igual amplitud. Tampoco son el pueblo más antiguo: la historia de los chinos alcanza un tiempo primigenio más remoto. Pero de los pueblos antiguos es el único que hace ya tanto tiempo que migra. Tuvieron el tiempo más dilatado para desaparecer sin dejar huellas; y a pesar de ello hoy están más presentes que nunca».
Respecto a la interpretación del exilio en el siglo XX dentro de la tradición hebrea, conviene recordar que, en particular, a partir de La estrella de la redención (1921) de Rosenzweig, el exilio ya no se presenta como una situación transitoria, sino como una condición ontológica del pueblo hebreo. Esta es una condición que marca a su raza y a toda su trayectoria personal…».
Ficha técnica
Título: Colección Cohen-Wesselmann
Comisario: Pedro Medina
Artista: Miguel Fructuoso
Lugar: Museo Ramón Gaya. Plaza Santa Catalina s/n, 30004 Murcia
Fecha: 03/11/2010 – 06/01/2011
Proyecto online: diciembre de 2017 –
Fundación Cohen-Wesselmann
Miguel Fructuoso